Si estás haciendo un curso o te han quedado algunas asignaturas para septiembre, en verano parece que se hace más cuesta arriba encontrar la voluntad necesaria para estudiar.
Pero si te organizas bien, tener que estudiar no te impide disfrutar del verano ¡y con la recompensa de que sacarás adelante tus estudios! Aquí te dejamos algunos tips para lograrlo
Planifica tu día a día
Para lograr el éxito es importante que tengas una rutina de estudio. Asígnale a esta tarea un determinado tiempo de dedicación y horario cada día. Sé realista con tus intenciones, vale más que te propongas hacer 3 horas al día, por ejemplo de 10 a 13 horas y que las cumplas, en lugar de anotar que harás 6 horas diarias y luego solo cumplas con esta planificación el primer día.
Fíjate objetivos a corto plazo. Divide lo que tienes que estudiar en plazos, por ejemplo por temas o unidades, y anota en una agenda la fecha prevista en la que debes finalizar estas partes. A medida que pase el tiempo revisa si estás cumpliendo cada objetivo y, si lo has logrado, prémiate haciendo algo que te guste o dándote un capricho. ¡Te lo mereces!
Disfruta de tu tiempo de ocio
Recargar la pilas para que seguir estudiando no se convierta en una tarea tediosa es casi tan importante como el propio estudio. Por este motivo, incluye también en tu planificación diaria un tiempo libre para el ocio. Y cuando no estés estudiando, no pienses ni te obsesiones con los estudios. Realiza actividades que te gusten, ve a la playa, queda con tus amigos/as, sal a divertirte. ¡Hay un montón de planes que se pueden hacer en verano! Esto favorece la motivación y cuando vuelvas a los libros no tendrás la sensación de estar perdiéndote los meses de sol estudiando.
¡Muévete!
Practica algún deporte, eso activará la producción de las endorfinas, la hormona de la felicidad, que te ayudarán a mantenerte positivo ante tu rutina de estudio.
Si no haces deporte, al menos camina bastante, sal a dar largos paseos. Esta actividad te vendrá bien para desconectar y sentirte en forma. La cuestión es que te mantengas activo y sintiéndote bien contigo mismo/a, esa sensación de bienestar es extremadamente motivadora para estudiar. ¡Y sí, bailar también vale!
Duerme suficiente
Duerme al menos 8 horas cada día. Seguro que quieres aprovechar tu tiempo, pero es fundamental que no se lo restes al sueño.
El descanso nocturno te ayudará a aprovechar al máximo tus capacidades porque durante el sueño nuestro cuerpo hace sus propias tareas de mantenimiento. Diferentes hormonas que se producen cuando dormimos hacen que se regenere nuestro sistema inmunitario, que se reduzca el riesgo de problemas cardíacos, que podamos combatir la apatía y la depresión, y que disminuya el riesgo de padecer obesidad.
En el caso particular del cerebro, durante el sueño es cuando la memoria aprovecha para consolidarse, ya que durante la fase REM del sueño se restaura el hipocampo, que es como el almacén de nuestra memoria, y así es como logramos transformar la memoria a corto plazo en memoria a largo plazo, la cual almacena los recuerdos por un plazo mayor (a partir 6 meses y sin límite de duración)
Cuida tu alimentación
No se trata de que te pongas a dieta, tan solo es preferible que evites las comidas muy copiosas. También te vendrá bien decantarte por comidas templadas o no muy calientes, que te sentarán mejor si el día es caluroso.
Tras una comida abundante sentimos pesadez y sopor, caemos en un estado de letargo. Esto sucede debido a un mecanismo natural del cuerpo para favorecer la digestión y además, si se trata de una comida con alto contenido en carbohidratos, aumentan los niveles de melatonina en el cerebro, que son los que inducen al sueño. Si no puedes resistir el sueño tras el almuerzo, una pequeña siesta te irá bien (30 minutos de siesta debería ser suficiente para recuperarte).
Bebe abundante agua
La hidratación con agua es positiva para el estudio porque mejora el rendimiento cognitivo. Estar deshidratado provoca pérdida de concentración y disminución de la memoria a largo plazo. (Según un informe científico del Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS) se ha mostrado que un descenso de tan sólo un 2% de agua en nuestro cuerpo, puede causar pérdida momentánea de memoria y disminución significativa de la atención).
No esperes a tener sed, ten siempre la botella de agua al lado y ve dando sorbos cada ratito. Lo ideal es beber unos 6-8 vasos de agua al día.